9 de mayo de 2015
Local de la Asociación Juana Manuela Gorriti/Red Nosotras en el Mundo.
El Talar de Mendiolaza. Córdoba.
Con entusiasmo, ansiedad, y muchas ganas, esperamos ese sábado para arrancar con el Ciclo. El local de la RNM, nos esperaba decorado, bonito, con olor a sahumerio, expectante. Ese día nos juntamos 22 brujas. En el mail de convocatoria a la jornada invitábamos a llevar ese día “un objeto de la memoria que refleje un momento de tu identidad feminista, en cualquier formato, para compartir”.
La idea de este primer encuentro fue la compartir la propuesta, las ganas, los objetivos del ciclo. Y también hacer ensayo de la metodología que llevaríamos adelante para recuperar nuestras memorias individuales y colectivas, analizarlas colectivamente y compartirlas luego. Ese primer taller, al igual que los siguientes, fue una celebración del (re)encuentro. Hubo abrazos de todo tipo e intensidad, risas, emociones. Las historias empezaron a circular incluso antes de empezar el taller en sí, dando cuenta de la necesidad de contar, de traer al ahora lo construido en común y de recuperar lo que otras hicieron y hacen desde los feminismos.
Ese sábado tuvo dos momentos. En el primer momento trabajamos compartiendo la propuesta general del Ciclo: un taller por mes, dividido en décadas; el video en el que cada una responde, rápido y sin pensar ¿cómo llegaste al feminismo?; la construcción de un archivo sobre feminismos cordobeses y el registro audiovisual sobre el proceso. Luego compartimos música, movimos el cuerpo, n*s miramos a los ojos, n*s reconocimos quienes estábamos allí: ¿cuándo fue la última vez que nos habíamos visto?, ¿qué estábamos haciendo cuando nos conocimos?, ¿qué nos estábamos preguntando?, ¿qué otra compañera estaba con nosotras? Compartimos, también, los primeros recuerdos, rápidos y azarosos de nuestros recorridos feministas a partir de papelitos para resumirlos en una palabra, una imagen, una canción, un dolor, una poesía, un sueño, un sonido, una pregunta, una contradicción, una bronca, una sorpresa, un sabor.
La pregunta disparadora de este encuentro, de bienvenida y apertura del ciclo fue ¿para qué y por qué es importante reconstruir la memoria de los feminismos en Córdoba? Para plasmar vivencias, rehacer nuestra propia historia personal reconstruyendo la colectiva. El sentido que le queremos dar, decíamos en aquel momento, es que tod*s som*s historiador*s en este proceso, generador*s y creador*s de relatos y documentos historiográficos. Historias para compartir en el archivo que generamos para el mismo fin: compartir-n*s. Historias en plural, porque sabíam*s que no hay una única forma de contarn*s. Reconstruir los feminismos, no todos, sino los que estaban presentes en cada encuentro. Cada relato, cada anécdota, cada experiencia que se compartía tenía un valor, situado y compartido. La memoria como un sexto sentido, no sólo desde lo que la conciencia nos permite recordar, sino esa memoria que está en nuestr*s cuerp*s, que se n*s sale por los poros, que se vivencia desde la emoción, desde la piel.
El segundo momento del taller fue pensado para construir colectivamente, la forma en la que estructuraríamos gráficamente el recorrido que iríamos haciendo en los subsiguientes talleres, como producto gráfico del ciclo de reconstrucción de las memorias.
Para despedirnos hicimos el ritual de cierre: pusimos música, repartimos peperina para compartir y recordar con unos mates, preparamos un aguayo como símbolo de la tierra y una olla de barro, símbolo de la madre tierra. Convocamos a nuestras antepasadas, convocamos también a quienes ya no están. Cada una escribió en un papel un sentimiento que tuvimos en el taller y lo depositamos en esa olla. Giramos en ronda, nos hicimos unos masajes entre nosotr*s. Surgieron anécdotas sobre la peperina, el 1° Encuentro Feminista en Córdoba – “Desde la tierra de la peperina, va la primera Boletina” 1999. Las historias abrieron y cerraron el taller, y nos dejaron con ganas de que llegue el siguiente…